Taller 1111
Hoy presentamos:
Oración por el hijo que nunca va a nacer
Autores:
Luis Rogelio Nogueras (cubano: 1944-1985) y la nipona Miki Taisuke (1784-1805 ←
¡No, no es una errata!)
Éramos
tan pobres, oh hijo mío, tan pobres/ que hasta las ratas nos tenían
compasión.// Cada mañana tu padre iba a la ciudad/ para ver si algún poderoso
lo empleaba/ ―aunque tan sólo fuera para limpiar los establos/ a
cambio de un poco de arroz―.// Pero los poderosos/ pasaban de largo sin oír
quejas/ ni ruegos.// Y tu padre volvía en la noche,/ pálido y tan delgado bajo
sus ropas raídas/ que yo me ponía a llorar/ y le pedía a Jizo,/ dios de las
mujeres encinta/ y de la fecundidad,/ que no te trajera al mundo, hijo mío,/
que te librara del hambre y la humillación.// Y el buen dios me complacía.//
Así fueron pasando años sin alma.// Mis pechos se secaron,/ y al cabo tu padre
murió/ y yo envejecí.// Ahora sólo espero el fin,/ como espera el ocaso a la
noche/ que habrá de echarle en los ojos/ su negro manto.// Pero al menos,/
gracias al buen Jizo,/ tú escapaste del látigo de los señores/ y de esta cruel
existencia de perros.// Nada ni nadie te hará sufrir.// Las penas del mundo no
te alcanzarán jamás,/ como no alcanza la altera flecha/ al lejano halcón.
Juventud: el Taller 1111 quiere acercarte frescura
y reflexión. Escogimos este poema por ser variante de la poesía conversacional, de lenguaje común y tono cotidiano, como cuando uno habla
con otro. Por mostrar situaciones reales de alto grado de
verosimilitud o credibilidad. Por su presentación identitaria, exotismo, ironía, capacidad polémica.
Por su diferencia con poéticas de la
Enseñanza General. Por su adecuación a temas culturopolíticos. Por la extraña y
atrayente “biografía” de sus autores... Por ejemplo, Nogueras, creó
para su texto una autora ficticia o heterónimo: otro yo, otra voz que hablaba
en él, a la que dio vida autónoma —tanto así que para la Historia Literaria, la
verdadera autora del poema que firma Nogueras, sería la japonesa Miki Taisuke, de extraordinaria belleza, que dominaba las bellas artes y las marciales —lo
que le permitía (para disgusto de su género y clase)
ajustar peleas públicas, a la manera del luchador callejero de las películas
del cable—; y a pesar de su origen aristocrático denunció
crudamente la miseria del pueblo.
Los problemas que degradan la esencia
humana
Fragmentos
de Oración por el hijo que nunca va a
nacer: “Éramos tan pobres, oh hijo mío, tan pobres/ que hasta las ratas nos
tenían compasión.// Cada mañana tu padre iba a la ciudad/ para ver si algún
poderoso lo empleaba/ ―aunque tan sólo fuera para
limpiar los establos/ a cambio de un poco de arroz […] [Yo] le pedía a Jizo,/
dios de las mujeres encinta/ y de la fecundidad,/ que no te trajera al mundo,
hijo mío,/ que te librara del hambre y la humillación.// Y el buen dios me
complacía […] Gracias al buen Jizo,/ tú escapaste del látigo de los señores/ y
de esta cruel existencia de perros.// Nada ni nadie te hará sufrir.// Las penas
del mundo no te alcanzarán jamás,/ como no alcanza la altera flecha/ al lejano
halcón.”
Los problemas que nos degradan, fundamentalmente son
seis: la pobreza generalizada, la situación de la niñez, la expansión de
la violencia, la prostitución, la drogadicción, el racismo.
Tienes que percatarte, juventud, detectar para ti los detalles
de estos males.
El poema alude a la pobreza generalizada y la situación
de la niñez, que hoy (siglos XX y XXI) en el mundo capitalista tercermundista,
no es sólo el hambre, la malnutrición crónica, el despotismo, el desempleo y la
insalubridad proverbiales de los siglos XVIII y XIX; sino, además, el trabajo
ilegal de los menores de 15 años, el tráfico de niños para sexo y extracción de
órganos, y su inacceso a la educación.
Juventud: debes reportar
dos experiencias reflexivas más:
percatarte del aumento de problemas en los últimos siglos (recordemos que la
poetisa vivió entre 1784-1805), cuando por lo menos el progreso científico-técnico
de hoy (1900-2000-2015) debió revertirlos, nunca aumentarlos. Y comprender como
irónica la espeluznante contradicción:
va contra la naturaleza humana no desear el nacimiento; sin embargo, en desear
la in-natividad del hijo ―para protegerlo de la malía del mundo― reside ―contradictoriamente― su humanidad.
Juventud: ¿no te parece un poema para meterlo en tu cabeza?
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