(Crónica)
LAS MANOS DEL SAPO
Autor: Pedro Delgado. Caracas 2012.
“¡Muy buenas noches Caracas!”, dijo sosteniendo en su
mano izquierda un puro de un considerable tamaño sin encender. Lo pasó a un
asistente suyo y se sentó sobre una banqueta. De inmediato, sus rugosas manos
se posaron sobre un vertical piano marca Yamaha CP.
Se trataba del
músico neoyorquino Eddie Palmieri, conocido musicalmente con el apodo de “El
Sapo”, contratado para dar un concierto auspiciado por la compañía telefónica
Cantv. Lo antecedieron en el programa el grupo de Francisco Pacheco y su Pueblo
y la Orquesta Bailatino, quienes entretuvieron la vespertina a ritmo autóctono,
los primeros; y a pura salsa, los segundos. Lo extendieron ante una alegre
muchedumbre que desde temprano se dio cita en la capitalina plaza Diego Ibarra,
cuando la temperatura musical y la ambiental iban de la mano.
De saco verde (pañuelo
rojo en punta), pantalones oscuros, camisa a cuadros verdes y zapatos con buen
lustre; a las 7:35 pm de ese 26 de mayo de 2012, el ganador de nueve premios
Grammy lanzó la señal de rigor para arrancar con Ajiaco caliente, uno de sus temas bastante conocido. La algarabía
se expandió por entre los fogueados bailadores que continuaban el rumbón desde
temprano.
En genial demostración musical y acompañado por
excelentes músicos, “El Sapo” continuaría tecleando y pedaleando a través de un
inolvidable repertorio de cuando su orquesta La Perfecta Uno. Más adelante se
quitaría el saco para afincar secundado por el coro general, otra de sus piezas
de salón: Muñeca. Por las pantallas
apostadas alrededor se podía ver a ratos su rostro gesticulando, u oír su voz
emitiendo sonidos característicos en él. Desde la botellita de aguardiente,
hasta el trago de whisky; pasando por la bota de vino o la guarapa, servían
para acicalar la garganta de quienes en previsión los llevaron a la rumba metidas
en cavas o a mano limpia.
La fiesta
continuaba en plena libertad de sentimientos y recuerdos, también para quienes
en complicidad musical se divirtieron a su llegada por primera vez al país en
el año de 1967. El Molestoso, Azúcar pa’
ti, Sujétate la lengua, entre otros, no podían faltar al banquete. El
colofón llegaría con Óyelo que te
conviene, y fue cuando las manos del “Sapo” tomaron un par de baquetas para
ejecutar un solo de timbal. Unos cohetes sobre el cielo caraqueño lo
despidieron.
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