lunes, 13 de julio de 2015

Crónica LAS MANOS DEL SAPO por Pedro Delgado



 (Crónica)
   
             LAS MANOS DEL SAPO  

 Autor: Pedro Delgado. Caracas 2012.
                 
“¡Muy buenas noches Caracas!”, dijo sosteniendo en su mano izquierda un puro de un considerable tamaño sin encender. Lo pasó a un asistente suyo y se sentó sobre una banqueta. De inmediato, sus rugosas manos se posaron sobre un vertical piano marca Yamaha CP.
  Se trataba del músico neoyorquino Eddie Palmieri, conocido musicalmente con el apodo de “El Sapo”, contratado para dar un concierto auspiciado por la compañía telefónica Cantv. Lo antecedieron en el programa el grupo de Francisco Pacheco y su Pueblo y la Orquesta Bailatino, quienes entretuvieron la vespertina a ritmo autóctono, los primeros; y a pura salsa, los segundos. Lo extendieron ante una alegre muchedumbre que desde temprano se dio cita en la capitalina plaza Diego Ibarra, cuando la temperatura musical y la ambiental iban de la mano.
  De saco verde (pañuelo rojo en punta), pantalones oscuros, camisa a cuadros verdes y zapatos con buen lustre; a las 7:35 pm de ese 26 de mayo de 2012, el ganador de nueve premios Grammy lanzó la señal de rigor para arrancar con Ajiaco caliente, uno de sus temas bastante conocido. La algarabía se expandió por entre los fogueados bailadores que continuaban el rumbón desde temprano.
En genial demostración musical y acompañado por excelentes músicos, “El Sapo” continuaría tecleando y pedaleando a través de un inolvidable repertorio de cuando su orquesta La Perfecta Uno. Más adelante se quitaría el saco para afincar secundado por el coro general, otra de sus piezas de salón: Muñeca. Por las pantallas apostadas alrededor se podía ver a ratos su rostro gesticulando, u oír su voz emitiendo sonidos característicos en él. Desde la botellita de aguardiente, hasta el trago de whisky; pasando por la bota de vino o la guarapa, servían para acicalar la garganta de quienes en previsión los llevaron a la rumba metidas en cavas o a mano limpia.
  La fiesta continuaba en plena libertad de sentimientos y recuerdos, también para quienes en complicidad musical se divirtieron a su llegada por primera vez al país en el año de 1967. El Molestoso, Azúcar pa’ ti, Sujétate la lengua, entre otros, no podían faltar al banquete. El colofón llegaría con Óyelo que te conviene, y fue cuando las manos del “Sapo” tomaron un par de baquetas para ejecutar un solo de timbal. Unos cohetes sobre el cielo caraqueño lo despidieron.           
                                                              

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