domingo, 5 de julio de 2015

EL ESPANTAPAJAROS TOMA CONSEJOS DEL BUHO por Pedro Delgado



                    EL ESPANTAPAJAROS TOMA CONSEJOS DEL BUHO                    

Autor: Pedro Delgado. Caracas. 2002

Hace algún tiempo, en un extenso y floreciente conuco, un viejo espantapájaros veía cabizbajo como una bandada de loros devoraban una parcela de maíz. Se la habían encomendado la cuidara desde siempre. No contentos con comerse el grano, se posaban sobre sus hombros manchando con las heces el raido saco de gabardina que le cubría el torso; tal el irrespeto que le tenían.  
   Una noche, condolido por lo que le pasaba, lo visitó el búho quien (con sus sabios consejos), enfatizó en clara reflexión que todo era cuestión de congruencia. Así habría de levantarle la moral que ahora  arrastraba por el suelo.
   Muy por la mañana, a la semana siguiente, reapareció el espantapájaros con nueva indumentaria y, por ende, con nuevos bríos en su rol de guardián: sobre su cabeza de auyama, ya no el viejo sombrero de paja, sino un fino y tejido gorro pasamontañas color café doblado sobre su frente; por el desteñido paltó, una gruesa chaqueta oliva; en vez del raido pantalón kaki, una braga de camuflaje con cierres en diferentes posiciones; unas botas de cuero número 43 por las desvencijadas alpargatas de caucho y pabilo.
   Todo no quedó allí, pues había que rejuvenecer su rostro: Una tupida barba que hacía candado con unos bigotes negros también, le adornaban junto con una pipa brotando de sus labios; cubriendo sus ojos, unos Ray-Ban oscuros protectores del sol; sobre su cuello pendían unos potentes largavista y, encima de su hombro izquierdo, una poderosa escopeta de dos cañones calibre 16, sustituta de la vieja escoba elaborada con ramas secas.
   La mañana aquella, cuando la bandada se percató de la presencia de tan estrafalario personaje, e impactada por todas las apariencias que proyectaba, más nunca volvió por aquel lugar.

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