lunes, 13 de julio de 2015

Narrativa LIBEREN A PANCHO por Pedro Delgado



 (Narrativa)

            LIBEREN A PANCHO             

  Autor: Pedro Delgado

Desde que llegó a la calle El Molino de Ruperto Lugo, Catia, mostró dotes de buen cantante. Impecable afinación y elegancia sonora caracterizaban su canto, sobre todo a primeras horas matutinas, cuando su garganta explayaba por el vecindario aquel matiz musical anunciando un nuevo día. Cuando Pancho llegó a la tercera planta de la casa donde vive José “Machiche”, éste  le dio hospitalidad y buena atención logrando adaptarse en poco tiempo; hasta una compañera  encontró en su nuevo hogar. Su canto era asimilado por otros congéneres que al oírlo retransmitían (no tan impecable), su melodiosa entonación. En ocasiones, alegre y juguetón, de un solo salto llegaba hasta  la calle para entretenerse con los muchachos de la cuadra, quienes se divertían con él montándolo sobre las patinetas haciéndole bromas. En más de una ocasión, algún vecino alertaba para que su dueño recogiera al pinto que muy ufano jugueteaba en plena calzada.
  Este relato en pretérito, queda convertido en clamor a nombre de los vecinos del sector para que Pancho aparezca; porque hace unas cuantas semanas, inexplicablemente  no da muestra de su presencia física. Quienes extrañamos su despertador canto, imploramos a Dios porque no haya ido a parar a una atrevida olla sancochera, o a las manos de algún fanático ejecutor de un profano rito religioso. Si por el contrario alguien lo tiene cautivo en algún corral, agradeceríamos enormemente que liberen a Pancho. Se recompensará con la alegría de toda una comunidad que al levantarse para irse a sus labores, añora el preciso ¡Kikiriquí! retumbando a más de tres cuadras a la redonda.
                                                                                           

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